Si existe la herramienta definitiva en la naturaleza, esa es la trompa de los elefantes. Estos animales usan su desarrollado apéndice como una navaja suiza. Ahora un nuevo estudio revela en detalle todas sus funcionalidades.
«Un elefante consume alrededor de 200 kilogramos de comida al día, sin embargo se sabe muy poco acerca de cómo estos animales emplean sus trompas para recoger alimentos livianos y agua durante 18 horas por jornada», cuenta el doctorado en ingeniería mecánica de Georgia Tech, Andrew Schulz.
Schulz es el autor principal de un articulo que bajo el titulo Suction feeding by elephants se publica esta semana en la revista Journal of the Royal Society Interface, y en elque a través de la física buscaba indagar y conocer en profundidad como funciona la extraña probóscide con la que los elefantes realizan la mayor parte de sus actividades diarias. Para ello trabajaron con los veterinarios del Zoológico de Atlanta en varios experimentos que buscaban comprender como estos animales manipulan el aire, el agua, la comida y otros objetos. Y si bien no dudábamos de lo singular y atípico que resulta este apéndice multiusos, los datos aportados por el equipo de Schulz no hacen más que ratificar lo extraordinario de esta creación de la naturaleza.
LOS ELEFANTES INHALAN AGUA A VELOCIDADES COMPARABLES A LAS DE LOS TRENES BALA JAPONESES QUE PUEDEN ALCANZAR LOS 480 KILÓMETROS POR HORA
«Un elefante usa su trompa como una navaja suiza», explica por su parte David Hu, asesor de Schulz y profesor de la Escuela de Ingeniería Mecánica George W. Woodruff de Georgia Tech. «Puede detectar olores y agarrar cosas. Otras veces sopla objetos como un soplador de hojas o los succiona produciendo un vacío». Y es que mientras que otros animales como los pulpos usan chorros de agua para desplazarse, o al igual que los peces arqueros disparan agua sobre la superficie de las hojas o piedras para atrapar insectos, los científicos de Georgia Tech encontraron que los elefantes son los únicos animales capaces de usar la succión tanto en tierra como bajo el agua.
Por ejemplo, para conocer los pormenores de como funciona esta succión, los investigadores proporcionaron a los elefantes una especie de torta equipada con un microchip para medir la fuerza aplicada que estos imprimían a la hora de succionar el objeto. Encontraron que a veces los animales presionaban el chip e inhalando aire y produciendo el vacío eran capaces de suspender este chip en la punta de sus trompas; un proceso similar a cuando una persona inhala un trozo de papel con la boca. En otras ocasiones los elefantes aplicaban succión desde la distancia, arrastrando el chip hasta el borde de su trompa.
En un experimento similar Schulz y su equipo también proporcionaron un cubo con verduras a los animales comprobando que cuando estas eran de gran tamaño los elefantes las agarraron y manipularon con facilidad llevándoselas a la boca, mientras que en el caso de las verduras más pequeñas los elefantes las aspiraron produciendo un fuerte sonido parecido al de una persona sorbiendo los fideos desde una cuchara.
Por otro lado los investigadores también querían comprender el modo en que se comportaban las trompas de los elefantes a la hora de sorber líquidos. Para ello midieron el volumen de agua tomado por los elefantes y el tiempo empleado para este fin, descubriendo que en solo 1,5 segundos estos animales son capaces de succionar hasta 3,7 litros de agua, el equivalente a 20 inodoros que se descargan simultáneamente.
En un experimento paralelo también se empleó una sonda ultrasónica para tomar medidas de las paredes de las trompas y comprobar cómo funcionan sus músculos internos. «Al contraer esos músculos, el animal dilata sus fosas nasales hasta en un 30%. Esto disminuye el grosor de las paredes y expande el volumen nasal en un 64%«, explica Schulz. «Al principio no tenía sentido: el conducto nasal de un elefante es relativamente pequeño y estaba inhalando más agua de la que debería», continúa el investigador. «No fue hasta que vimos las imágenes de las ecografías y observamos cómo se expandían las fosas nasales que nos dimos cuenta de cómo lo hacían. ¡El aire abre las paredes y el animal puede almacenar mucha más agua de la que estimamos originalmente!». Basándose en las presiones aplicadas, Schulz y el equipo sugieren que los elefantes inhalan agua a velocidades comparables a las de los trenes bala japoneses, que pueden alcanzar los 480 kilómetros por hora.
Schulz explica que todas estas características únicas podrían tener innumerables aplicaciones tanto en el campo de la robótica blanda como en el de la conservación. «Al investigar la mecánica y la física detrás de los movimientos de los músculos de la trompa de los elefantes, podemos aplicar los mecanismos físicos -combinaciones de succión y agarre- para encontrar nuevas formas de construir robots». «Mientras tanto, el elefante africano está catalogado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -IUCN– como en peligro de extinción debido a la caza furtiva y la pérdida de hábitat. Su trompa lo convierte en una especie única para estudiar. Y al aprender más sobre ellos podremos encontrar mejores formas de ayudarles a medrar en la naturaleza», concluye.
Fuente: El Siglo